Los equipos de los ciclos educativos deben ser inteligentes emocionales.

Como maestra interina, cada curso escolar me desempeño en centros escolares diferentes.Si bien anhelo tener mi aula, intento poner en práctica mi propia inteligencia emocional y no me desanimo con ello; revierto posibles pensamientos negativos y lo tomo como una oportunidad de aprendizaje. Dicha situación me ayuda en mi convicción:los ciclos( sea cual sea el nivel educativo) deben trabajar como un equipo, por lo tanto los equipos de los ciclos educativos deben ser inteligentes emocionalmente. Una de las razones de mi aseveración está inspirada en mis propias vivencias de muchos años de docencia tanto aquí, España; como en Mendoza-Argentina.

He comprobado que, trabajar mancomunadamente nos beneficia emocionalmente, ya que trabajando a gusto, nos esforzamos para que los resultados sean los mejores, y al hacerlo podemos lograr fluir(«flow»).Prima el humor, la buena sintonía y por ende se crea una sinergia especial. Aprendemos unos de otros. Y estas condiciones por supuesto inciden en nuestro propio rendimiento profesional-personal.
Del compañero o compañera creativa aprendemos con sus ideas, e imaginación. Del que es más locuaz aprendemos de sus palabras y de su discurso. Del más emocional,  a escuchar y buscar soluciones para los conflictos. Del más racional, a ser más pensantes y reflexivos.Y en las diferencias está la riqueza, sin duda alguna. Pero ¿todos los integrantes tienen estas habilidades o capacidades? Es obvio que no. A veces la situación se complica, cuando algún/a componente del grupo, tiene ideas contrarias, o no logra unirse tan fácilmente a la tarea de pensar como equipo. Sabemos que existen esas personas que algunos autores llaman «tóxicas»,quienes  en ocasiones se oponen y pueden desestabilizar las propuestas del resto de compañeros. Es por esta razón que cada participante debe trabajar  su propia inteligencia emocional, partiendo del conocimiento de sus propias emociones, para mejorar la propia regulación o gestión emocional ( ¿qué emoción siento frente a quien me confronta negativamente?).No es tarea fácil, debemos aprender también a ser flexibles, a escuchar, y a pensar en el bienestar emocional del grupo. Es más, pensar en nuestros beneficiarios directos:alumnos y alumnas.Porque también tengo claro, que un equipo emocionalmente inteligente se refleja en cada una de las aulas.
Por último apuntar, que lo «ideal» sería que todo el centro educativo, trabajara en la misma línea, con objetivos, contenidos, evaluaciones articuladas nivel-ciclo, programaciones reales y coherentes,y que no solo pretendiese que sus alumnos logren metas académicas, sino que sean alfabetizados emocionalmente. Entonces dejaría de ser una utopía para ser una «escuela emocionalmente inteligente». ¿Será posible conseguirlo?Al fin y al cabo, ya lo expresa el conocido proverbio japonés ‘Ninguno de nosotros es tan inteligente como todos nosotros’. 
Reflexionando sobre este tema, del trabajo en equipo, comparto este vídeo que encuentro que es muy oportuno para el post. Se titula «El carpintero y sus herramientas». Deseo que todos los equipos educativos intenten trabajar para ser inteligentes emocionalmente y consolidarse como un verdadero equipo.
Metáfora del trabajo en equipo

 

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