Jaume Soler y Mercè Conangla del Instituto de Ecología emocional, y autores de varios libros, en su gran obra «La Ecología Emocional» hacen un análisis exhaustivo sobre la Ira y la anatomía de la ira, y expresan textualmente
«El autocontrol emocional nos pide ser capaces de gestionar adecuadamente la energía producida en nuestro interior en los casos en que un obstáculo o un tropiezo nos dificulta la obtención de lo que deseamos.
La ira promueve la destrucción del obstáculo que nos priva de conseguir lo que queremos. Es como la metralla que salpica y hace daño a todo l oque se halla cerca de la explosión. Una palabra blanda calma la ira y una palabra áspera enciende la cólera, nos dicen los Proverbios….»
Este análisis que realizan los autores, lo podemos extrapolar a nuestras clases, a nuestros niños y niñas, y seguramente encontramos muchas situaciones de enfado, rabia, cólera, agresividad, frustración, indignación, despecho, etc, emociones que suelen entremezclarse provocando situaciones que tanto niños como adultos debemos aprender a manejar y gestionar.
Hay niños que de carácter más afable y otros que se enfadan fácilmente. La clase es de 3 y 4 años juntos, bueno en realidad en este momento es de 3,4 y 5 años, debido a sus fechas de nacimiento. Cada edad con sus propias características emocionales, cognitivas, motrices, hacen que tenga señas peculiares.
Si bien estamos trabajando las emociones, como la alegría, la tristeza, el enfado ha tenido más protagonismo. Junto a mis aliados favoritos-los cuentos-, día a día vamos aprendiendo a reconocer y gestionar mejor las rabietas y los momentos difíciles de enojo.
Pero la propuesta la he trabajado junto a otro sentimientos : el amor y la amistad.
Para el enfado, tenemos nuestro rincón junto a «Manchitas» nuestra mascota que nos ayuda a tranquilizarnos, y calmarnos; también canciones que nos cuentan cómo está nuestro cuerpo cuando nos enfadamos; y para el amor hemos elaborado a partir del cuento «Adivina cuánto te quiero», cartas, con besos para alguien de la clase. Fueron momentos muy bonitos, que compensan los de los enfados, que nos unen como grupo, nos permiten expresar nuestro cariño hacia los amigos y las amigas. Muchas miradas, gestos, y silencios, que hacen que el clima de la clase sea especial.
El curso casi acaba, pero vamos aprendiendo que tenemos algunas pistas para cuando nos enfadamos, los masajes, la respiración, hablar, contar qué nos pasa; pero sobre todo, recibir y dar un gran abrazo.
Para finalizar, destacar la colaboración de las familias, que ayudan a crecer a sus hijos emocionalmente sanos y felices. Sin ellas, el camino es más complicado. No es tarea fácil, pero tampoco es imposible. Solo requiere de paciencia, sentido común y sobre todo mucho, pero mucho amor y cariño…
Quien domina la ira...domina su peor enemigo, sabias palabras de Confucio Clic para tuitear