Me resulta extraño comenzar mi programación con la cual abordo la educación emocional faltando pocos meses para finalizar curso, sin embargo es necesario. El 9 de marzo empecé como tutora de una clase de 3 y 4 años de un centro pequeño, casi rural, con duración hasta fin de curso. Mis nuevos compañeros de viaje, dieciséis para ser exacta, tuvieron que conocer a una nueva seño, la tercera que llegaba a sus vidas.
Y tantos cambios se notan en estas edades tan sensibles a ellos. Aún cuesta bastante la escucha activa, el turno de palabras, permanecen algunas rabietas en tres años, y es precisamente lo que estamos trabajando diariamente. Por supuesto, a pesar de la época que marca el calendario escolar, se inauguró nuestro rincón de emociones, se establecieron nuestras normas para recordar si nuestra carita está feliz o triste según la actitud. Y poco a poco el clima emocional se va haciendo presente en nuestra aula.Comenzamos a pedir los juguetes pidiendo por favor, ofreciendo ayuda a quién la necesite, hablamos si tenemos un problema en vez de pegarnos. Consolamos a quien exprese que está triste. Hablamos cómo nos sentimos y porqué…Tenemos nuestros momentos «mindful» (mindfulness) para relajar y centrarnos en nuestra cuerpo, y respiración.¡Cómo nos gustan los masajitos! Y así voy educando en emociones y ellos van aprendiendo emociones.
Descontado está, que las familias ya saben que mi camino es este, y que no apuesto por los deberes para los fines de semana. ¿De qué me sirve que me traigan una ficha hecha en casa, si yo misma no soy partidaria de las fichas? Otras son las estrategias que les he ofrecido: jugar con masa de juego, darles tijeras y revistas para recortar palabras, dibujos; leer los cuentos y cazar las letras del nombre, ayudar a hacer alguna lista de la compra, dibujar libremente y contar qué han dibujado, abrazarnos, mimarnos y decirnos palabras bonitas. Escribirlas y dejarlas en un post.it en la puerta de la nevera…y todas las ideas que voy sugiriendo.También envio los fines de semana,lectura para las familias, artículos sencillos, sobre aspectos de la educación emocional. Las familias están prestas a colaborar. Me reafirmo: «la educación emocional es una necesidad». Y por lo tanto qué más da, si recién empieza el curso escolar, o si falta poco para acabar. Tiene más importancia trabajar con un grupo en el que note que todo fluye (Flow , concepto acuñado por Mihaly Csikszentmihalyi) y que nos hace estar atentos, tranquilos, concentrados, motivados y disfrutando del momento.
A veces mi cabeza bulle con tantas cosas que quisiera llevar a cabo, pero bueno, haré caso a Carl Honoré, autor de «Elogio de la lentitud» quien expresa que
la lentitud nos permite ser más creativos en el trabajo, tener más salud, y poder conectarnos con el placer y los otros
Y en este caso, el placer es encontrarme con los 16 «grandes» peques de esta escuela.