Sin darme cuenta, leyendo publicaciones antiguas, me doy cuenta que ya han pasado cinco años de mi primer post. También es una oportunidad de reflexionar cuál fue la intención al crear mi blog y qué ha pasado todo este tiempo en mi camino de las emociones. Fue la motivación de otras blogs educativos y la curiosidad por conocer más este mundo, en relación directa con la educación. Sentí la necesidad de abrir una ventanita de mi mundo. Pero esa ventanita tenía que ser en relación con las emociones, que empapan desde hace mucho tiempo mis clases con los «peques». Así es que con un poco de timidez, con ayuda de mi Néstor en el tema informático, empecé. Y claro cuando leo las primeras publicaciones, me sonrío. Porque nunca pensé que el blog aportaría a mi vida personal y profesional tantas satisfacciones.
En estos cinco años he conocido a grandes compañer@s de profesión, he compartido risas, preocupaciones, satisfacciones y la palabra estrella «emociones». En este camino de las emociones, he sido en cada una de las escuelas que pisé, muy bien tratada, considerada, escuchada; y si había alguna persona más alejada de mis intereses la he respetado, pero también he pedido respeto. ¡Gracias por ello!
He compartido muchas vivencias con las familias, ya sabéis que siempre insisto que aunque esté muy trillada la frase, es muy cierta » para educar a un niño, hace falta la tribu entera». Gracias a las familias que se han implicado y compartido camino conmigo, codo a codo, por el bien de sus hijos. Es mi deseo seguir trabajando siempre de forma conjunta, escuchándonos y respetando nuestros espacios. Por supuesto, sin olvidar que mi principal objetivo en mi camino de las emociones, es compartirlas, y contribuir con el desarrollo socio emocional de mi alumnado.
Como es un tema que me ha apasionado siempre, me he capacitado, realizando el Máster de Inteligencia Emocional de la Universidad de Valencia, con muy buenos resultados. Lo cual ha reafirmado mis conocimientos, y sobre todo , he comprobado qué importante es una base sólida para tener una buena práctica. Y casi a la vez, impulsada por otros docentes, mi familia, me he atrevido a compartir mi experiencia en talleres, y me he dado cuenta que disfruto, y aprendo con cada uno de ellos. En cada espacio, con profes, estudiantes de Magisterio, con familias, se han creado sinergias y todos nos hemos puesto la oreja de Rodari, hemos abierto nuestro corazón y hemos puesto lo mejor; porque al fin y al cabo es por «ellos y ellas».
Ellos y Ellas, «mis peques», que aunque no lo sepan, les agradezco día a día desde hace tantos años, por llenar mi alma de risas; de caricias; de miradas cómplices ; de pensamientos genuinos; de poner tiritas en mi corazón cuando estoy triste y porque sus enfados, sus problemas han sido un reto más, una piedrita más en el camino. Por que el camino de las emociones, no es nada fácil. Requiere de mucho cuidado, de aprender a aceptar que tiene muchas curvas, baches, pero también corre mucho la brisa fresca y se rodea de colores espléndidos en cada estación. Y por último agradecer a quién se ha asomado a mi ventana, y me ha dejado un comentario, pero sobre todo a la página asociada con Facebook, que siempre tiene mucha aceptación tanto las noticias e información que comparto sobre Inteligencia Emocional, como las publicaciones de mi blog.