¿Por qué talleres para las familias? Hay una reconocida frase que dice que para educar a un niño, hace falta la tribu entera.
Durante muchos años, cuando trabajaba en Mendoza (Argentina), lo hacía codo a codo con las familias, porque para obtener recursos, como un simple reproductor de música, juegos para los rincones, etc.; debíamos aunar esfuerzos. Era la única manera posible, ya que el reparto de materiales desde el gobierno era escaso. Lo que no escaseaban eran las ganas de hacer, y tener una clase mejor, más confortable para nuestros niños, para sus hijos pequeños. También organizábamos talleres para las familias para poder montar actividades para recaudar dinero; por ejemplo una vez a la semana diferentes mamis, hacían «perritos calientes» para vender en la escuela. Otra vez se hacían loterías, o se vendían meriendas. Ese era el dinero real que teníamos para satisfacer las necesidades materiales de nuestra clase de Infantil.
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En la actualidad, no necesito esos materiales, pero sí necesito estar junto a las familias, trabajando en este caso ,en educar las emociones. Otros tiempos… otras necesidades.
Talleres para las familias, las emociones de los niños
Esta vez la necesidad ya no es económica, sino emocional, ya que está claro que vivimos tiempos inciertos, y es prioritario educar las emociones. Ha sido muy grato para mí compartir, escuchar y ser escuchada en los talleres para las familias que impartí en el CEIP Juan Esteve Muñoz, de Albal-Valencia; cuya temática era la educación emocional de nuestros hijos. Esta manera de abordar los contenidos que fundamentan tanto la Inteligencia Emocional como la educación emocional, la realizo a través de la metodología de taller, sin duda la que más me gusta, ya que me permite la cercanía, la escucha, el debate y la expresión de nuestras emociones. Porque hablar de emociones cuando no estamos acostumbrados, no es tarea fácil. Abrir el corazón con nuestras preocupaciones como padres y madres de familia, tampoco lo es. Sin embargo, cuando se crean sinergias, cuando descubrimos que estamos todos en el mismo barco, la carga ya no es tan pesada. Han sido muchos los temas tratados, y el tiempo a veces es escaso para transmitir y compartir lo que he estudiado y lo que la vida también como madre me va enseñando.
A un niño le daría alas, pero le dejaría que él sólo aprendiese a volar. Gabriel Chavalier Clic para tuitear
De los 4 talleres para las familias que compartimos, rescato las ganas que tienen de aprender a educar las emociones de sus hijos. Hicimos escucha empática porque como madres y padres compartimos las mismas preocupaciones en una sociedad líquida. Pero ante un panorama que no parece ser tan benigno, advertimos que, con la simpleza de las actividades cotidianas (dar un beso, un abrazo que consuela, una palabra bonita…), podemos incrementar el bienestar emocional de nuestra familia. Y como les he dicho a todos los grupos, nada de cargar emociones «negativas», porque hay que recordar siempre que… ¡lo mejor eres tú!