Aprender a leer y escribir con emoción

«alfabetizar no significa simplemente inducir la lectura y la escritura mecánica de letras, sílabas y oraciones sin sentido, ni tampoco el logro de la codificación y decodificación de grafemas y fonemas en palabras»

Aprendiendo a leer y escribir con emoción

Si bien mi blog está orientado al trabajo del desarrollo emocional en los pequeños y pequeñas, considero que cuando estos comienzan su aprendizaje de la lectoescritura, son muchas las emociones que se presentan: temor ante lo desconocido, alegría con sus propios descubrimientos, ansiedad en ocasiones provocada por la propia familia, etc.

Muchos autores y autoras son mis referentes teóricos, que sirven de soporte para la práctica y poder realizar mis propias apreciaciones. Una de ellas, sin duda alguna, es la Dra.Emilia Ferreiro Schiavi que hace alusión a este proceso como  una relación mágica que pone en juego al adulto ( como intérprete), al niño/a y un conjunto de marcas. Y es aquí, en este punto, que me detengo a reflexionar. Si hay magia en estos descubrimientos que  comienza el niño a hacer, porqué los maestros lo transforman en mera decodificación, insistiendo una otra vez en que los trazos deben estar casi perfectos al escribir con la letra manuscrita (ligada). ¿Qué aspectos enriquece y ayuda al niño textos como : «¡Papá upa»? ¿No sería conveniente dejar al niño que  escriba solo (con nuestro estímulo) lo que interpreta de la imagen.?

 Magia…

Magia es la que se produce cuando solos descubren que «CASA» no se puede escribir «AA», porque faltan letras, porque dos letras iguales no dicen nada, y buscan nuestro soporte para ayudarlos a resolver este conflicto cognitivo que nos indica que este niño está en camino de iniciar su etapa silábico-alfabético. Magia es cuando dicen que «Pablo» termina con la de «Olga»…Cuando sus primeros garabatos, dibujos van acompañados de pseudografismos, marcas, letras, puntos , y señalando con su dedo expresan: «Acá pone….»

Precisamente por ello es que soy reticente al «abuso» de fichas y fichas, a la copia indiscriminada de textos, al dictado de letra por letra, y prefiero las escrituras espontáneas, sus propios errores, sus propios hallazgos,y así de esta manera poder evaluar sus avances, poder » ver» signos de evolución, que me indican que son dueños de su propio aprendizaje. Y esto para mí es realmente «emocionante». Por ello puedo afirmar que los beneficios de aprender a leer y escribir con emoción, según  sus necesidades, intereses, es una buena práctica de aplicación de la Inteligencia Emocional en el aula.