Masaje grupal en Psicomotricidad vivenciada

En entradas anteriores, comenté que teníamos la «Sala de jocs», espacio para realizar  Psicomotricidad vivenciada. Es una experiencia  que estoy disfrutando mucho, y que nunca pensé que con tantos años de experiencia, podría vivenciarlo junto a ellos y a ellas. Os invito a leer este artículo,  «Psicomotricitat vivenciada a l’escola infantil,en el cual Emi Pardo, especialista en Psicomotricidad, nos expresa que  » No estem parlant unicament de moviment, sinó també de sentiments i  cognició…» (No estamos hablando unicamente de movimiento, sinó también de sentimientos y cognición…»)

Y por eso será que hay tanto placer en el movimiento, en la expresión de su cuerpo de forma natural, aceptando las reglas del grupo : no podemos empujar, ni destruir las construcciones de los amigos, tenemos que pedir permiso para entrar en un juego, pero Sí podemos ser amigos, darnos besos, imaginar, sentir, disfrazarnos, dibujar a qué hemos jugado en la sesión. Podemos «ser nosotros mismos»

En el juego podemos ser nosotros mismos, las emociones están a flor de piel. Clic para tuitear

Cuando finalizamos la sesión, intento que la relajación, la vuelta a la calma, sea diferente, en otra entrada conté que  a veces podían ser momentos mindfulness, prestar atención a nuestro cuerpo, ya nuestro respiración y darnos un tiempo de escucha plena. Escuchar el sonido del palo de lluvia (¡les encanta!  Otras veces como es el caso del vídeo, hicimos masaje grupal, con un verso que seguro que conoceréis «Rompo un huevito… cae la yemita, suben las hormiguitas… suben los elefantes… acompañado de gestos. Es un masaje que siempre me lo reclaman, siempre soy complaciente a sus peticiones. Lo hice con ellos en una primera vuelta, y luego lo repetimos para que ni el primero o último se quede sin recibir masaje. Y Nadia,que le tocaba hacerme el masaje me dijo. -Seño, no llegaré hasta tu cabeza… En la segunda vez hice la grabación.

Emoción y cognición, inseparables, indispensable que sea el cuerpo el vehículo de los aprendizajes, de la relación que tiene mi yo con el otro, con el mundo, con los objetos. Es el placer de estar y compartir juntos nuestras vivencias emocionales a través del cuerpo. Y qué mejor que acabar con las palabras de un sabedor de la Psicomotricidad vivenciada:

 «Yo creo en el niño
Yo creo en la forma original de ser del niño .
Yo creo en el educador que respeta esa originalidad y que favorece su evolución.
Yo creo en el educador que coloca al niño en el centro del dispositivo educativo.
Creer en el niño es, en primer lugar, ofrecerle el afecto, la ternura y un marco de acción lo más regular posible , con el fin de apoyar un sentimiento deseguridad, necesario para el desarrollo de todas sus funciones»(Bernard Aucouturier)

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