Hoy mi entrada no va a versar sobre los conceptos teóricos de las emociones, ni autores, ni corrientes, sólo voy a reflejar mis propias emociones.
Cuando comencé mi trayectoria como maestra de Infantil, «maestra jardinera», no pensé que iba a recibir tantas satisfacciones con mi tarea.Cuando trabajaba en Argentina, llegar al colegio era mi terapia, fuera del «jardín» quedaban los problemas y las penas de un país en plena crisis social y económica. Aún recuerdo mis comienzos con apenas 21 años, intentando empaparme de aquellos conocimientos que me faltaron aprender en la Facultad, ya sabemos que la teoría a veces no va de la mano de la verdadera praxis. Lecturas de reconocidos autores y cursos de perfeccionamiento no faltaban en mi agenda ya que siempre sentía la necesidad de estar actualizada en mis conocimientos, en beneficio de los niños que serían mis alumnos. Intentando en aquel momento sin saberlo, seguir mis propias emociones.
Poquito a poco recogí frutos, palabras bonitas de mis niños o de agradecimiento por parte de las familias.Como lo comenté en otro post, ¡qué importantes son las palabras cariñosas! y cómo ayudan a nuestra tarea, nos reafirman profesionalmente y sin duda, personalmente.Así pasaron 16 años.
La vida me hizo dejar un trabajo ya estable, un colegio a muy poca distancia de mi residencia, y vínculos creados con toda la comunidad educativa. Me sentí muy extraña cuando llegué a España y no tenía que ir a trabajar al colegio.Con mucha nostalgia iba a acompañar a mi hijo al cole, y miraba las clases de Infantil. Esta vez iba a pasar mucho tiempo, hasta poder volver. Tuve que rehacer la carrera de Magisterio, porque no se ajustaba a la legislatura española, aprendí ( y sigo en ello) la lengua co-oficial (valenciano), realicé unas oposiciones para conseguir que me dijeran :Sí Señora, está usted aprobada y puede volver a dar clases. Otra vez mis propias emociones no dejaban de recordarme que mi verdadera vocación era ser «Seño»
Este ha sido mi segundo año de trabajo como Maestra de Infantil aquí en mi nueva tierra. Y nuevamente voy recogiendo las cosas más bonitas que nuestra profesión nos regalan: el cariño de los peques, el reconocimiento de tus pares y de los padres. Todo ello me hace pensar qué no me equivoqué en mi elección, que los obstáculos fueron duros ( mi familia también que me ofreció contención) pero los abordé con valentía y ganas, las ganas y la vocación que te impulsan a Ser Maestra. Porque además de decidirme-nos a volar, también supe escuchar mis propias emociones…
2 comentarios en «Decídete a volar, mis propias emociones»
¡¡Hola!!, ¡Preciosa entrada!, me ha emocionado ver como se han hecho realidad tus sueños…"nunca dejes de soñar"…me ha gustado mucho la sintonía del vídeo con el texto…Con tu permiso me llevo el vídeo al Blog del Cole. Un abrazo y disfruta de las vacaciones. Hasta pronto!…
Hola Sylvina, me imagino que tiene que ser una gran aventura "cruzar el charco" y tener que empezar de cero; enhorabuena por lo conseguido y espero que el camino haya sido positivo, ya que como decía un autor(que ahora no recuerdo): el éxito es un camino,no un destino.
Me gusto tu entrada.
SALUDOS.