Una de las formas que tenemos para expresar nuestras emociones, es precisamente el lenguaje.Pero a veces olvidamos la importancia que tienen el poder de las palabras en aquellas personas a quién van dirigidas. Y también cometemos el gran error de poner etiquetas, rótulos, a sabiendas del daño que provocan. Un niño etiquetado desde pequeño carga con el peso y el poder de las palabras que sean duras, descalificativas durante todo su desarrollo escolar. Cuántas veces escuchamos en los centros, referirse a un alumno como: el o la más traviesa, el o la lenta, el o la maleducada, y una lista considerable de rótulos.
Qué distinto sería para ese niño o niña calificarlo por sus cualidades y así cambiaríamos esas palabras por el más curioso, el más responsable, la más indagadora, etc.
El adulto ante todo debe aprender a reconocer sus propias emociones, y es cierto que en ocasiones una situación conflictiva puede desestabilizarnos, y podemos perder el control. Por ello es importante que aprendamos a conocernos,a regular nuestras propias emociones para poder así a enseñar sobre las emociones y ser conscientes en todo momento del poder de las palabras.
Nos guste o no, somos el modelo dentro de la clase. Y si de nuestra boca salen palabras de aliento, de cariño, que demuestran afecto, contención, y estímulan el desarrollo de la autoestima seremos un modelo a imitar por nuestros niños.
Hace algunos años tuve en clase un niña que era muy callada y tímida. Recuerdo perfectamente que al llegar a la clase, casi a mitad de curso, cuando se estaban presentando, le pregunté el nombre a esta pequeña, que sus ojos eran celestes como el cielo, y sus compañeros, al unísono, contestaron: -¡Se llama muda!- Me quedé sorprendida, porque nadie me había advertido que tendría en clase a una niña con estas características. En realidad, era que todos acostumbraban a nombrarla con ese apodo, pero poco a poco fui ofreciéndoles otro modelo, nombrándola mucho en clase, haciéndola participar activamente, y lentamente comenzaron a llamarla por su nombre.
Aprender a manejar nuestras palabras no es fácil, pero no imposible. Eso es parte también del recorrido de la educación emocional.
Un comentario en «El poder de las palabras»
precioso video…y que grandes verdades… 🙂